jueves, 1 de mayo de 2008

La carga emocional del consultante.

Algunas veces acuden a una lectura de tarot, personas que están en *situaciones límite.

Pareciera que éste es el espacio adonde llegan, cuando todas las otras alternativas no les dieron resultado.
Como tarotista, advierto que aspiran a resoluciones mágicas, milagrosas, sorprendentes.
Y que esperan la respuesta que quieren oír.
Oír *Percibir con el oído los sonidos, palabras, etc.-

Y en la mayoría de los casos, no concuerda con lo que quieren escuchar…
* Prestar atención a lo que se oye, observar un aviso, consejo o sugerencia.

Ahí radica la diferencia.

No solicitan respuestas pidiendo la exactitud de los hechos o situaciones, consultan buscando una comprobación de lo que quieren oír.
Lo que se convierte en una búsqueda desesperada.

La reflexión en estos temas franquea un recodo sumamente arduo.
¿Que me dicta mi conciencia?
¿Qué es lo que en primer lugar repercute en mis sentidos?

Primum non lascere. (Primero, no dañar)
Y a continuación y rápidamente: contención.

Consecuente con mis características personales, soy receptora y susceptible.
(Tierra y agua)

Brindo un espacio para albergar el contenido del tema y a la vez, que éste sea encauzado.
Ofrezco un cuenco donde puedan volcar sus tribulaciones, pesadumbres, inseguridades.
Y aunque no adultero el mensaje de las cartas, brindo certeza y tranquilidad.

No es una tarea sencilla.

Sin embargo ...


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